I El suelo
En el Campo de Belchite, en Aragón, el viejo Belchite todavía existe al lado del actual pueblo. Pero está inhabitado. En la década de los '50 la vida comunitaria se trasladó de un lado de la carretera al otro, un proceso que duró unos cuantos años. A través de sus pinturas al óleo, el autor Gerolf Van de Perre guía al lector por las ruinas y la historia mientras personajes locales, ficticios, aportan su propio testimonio al relato. 
El autor se deja acompañar por otro guía muy particular: el también pintor, también creador de álbumes de imágenes, de 200 años antes: Francisco de Goya. Goya nació en 1746 en Fuendetodos, al lado de Belchite, y no solo vivió los cambios de poder, la guerra y un gobierno represivo, sino que lo captó en dibujos añadiendo sus propios comentarios, tal cual una novela gráfica ‘avant la lettre’. 
Imágenes y comentarios se juntan en una “secuencia de asociaciones”, como una película proyectada sobre lo que queda del escenario real. Y esa película imaginaria comienza aquí, en este libro, precisamente donde solía estar el "Cine Goya" en Belchite.
II La historia
En ese cine -a mediados de los años 30 aún llamado Teatro Goya- la propaganda solía despertar muchas emociones. La procesión con la que abre el segundo capítulo y que termina en un caos armado simboliza la polarización que se veía en toda España. 
El levantamiento de generales en julio de 1936 contra el gobierno republicano condujo a la Guerra Civil española y en Belchite a una masacre. Por razones simbólicas más que estratégicas, el pueblo fue defendido de manera desproporcionada por rebeldes nacionalistas. Tras la conquista por el ejército republicano, y luego a su vez su expulsión, el número de muertos se elevó muy por encima de la población, ya que los defensores de la república habían acudido desde varios países. 
"Por tanto heroísmo" de su propio bando, Franco promete construir un nuevo pueblo al lado del destruido, condenado a albergar para siempre los fantasmas de aquel horror.
III La verdad
Pero, ¿la verdad realmente se colorea dentro de las líneas de la historia? Una anciana en silla de ruedas que perteneció al bando republicano, Agustina, al final no acabó en las estadísticas de bajas, ejecuciones y castigos. Pero de niña presenció las atrocidades y se la ve personificada en los grabados de los "horrores de la guerra" de Goya. Estos muestran una verdad universal: lejos de hechos heroicos, solo vemos hambre, venganza, encarcelamiento, desigualdad.​​​​​​​
IV El tiempo
“El tiempo guarda la verdad para la historia”: esta también es una alegoría de Goya.
En Belchite ¿no es la verdad simplemente una falsificación por el tiempo? Después de todo, el tiempo formó, incluso creó en gran parte lo que hoy conocemos como 'ruinas de la guerra'. En un intervalo de 18 años el viejo pueblo seguía habitado a la espera del nuevo. 
Para otro personaje, Santiago, a quien vemos empujando la silla de ruedas de Agustina, el viejo pueblo era su hogar de niño. En el mismo lugar, el visitante ve hoy una ruina desconcertante.
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